Tito, hijo del emperador Vespasiano, le recriminaba a su padre el cobro de impuestos sobre las letrinas públicas. El emperador le acerco a su hijo el dinero de la primera recaudación preguntándole si le molestaba el olor, y al contestarle Tito: “non olet” (no huele), le replico “y sin embargo es producto de la orina”.
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